martes, 29 de diciembre de 2009

Carta de respuesta al Dr. Roman López Sandoval

(con copia a la NanoRed)

Diciembre 29, 2009

Estimado Dr. López Sandoval,

En efecto, mi preocupación es genuina y de buena fé, por la fortuna de conocer las trayectorias y personas de los doctores Terrones y su grupo de trabajo. En lo personal, como bien menciona, no tengo elementos de juicio para valorar lo ocurrido, por lo que creo que es pertinente que eventualmente la situación se aclare y dicha información fluya por los canales y vías apropiados. Siendo el IPICYT un centro público de investigación, financiado con recursos que todos pagamos, es una necesidad imprescindible la transparencia. Es probable que sea una situación de caracter institucional, pero sin embargo es en todo caso un evento que repercute en distintos niveles por las relaciones (académicas, laborales, de investigación, colaboración o personales) entre el grupo de los hermanos Terrones y numeroso colegas en el país y el extranjero, entre los cuáles me incluyo.

Al igual que mi correo puede causar incomodidad por representar una intromisión externa, a mi en lo personal me ha causado extrañeza la manera en que esta información me ha llegado, fragmentada y por distintas vías: en primer lugar a través de un correo enviado por su colega Jose Luis Rodríguez y firmado por otros colegas en el IPICYT, comunicándonos su beneplácito por la resolución judicial a su favor de improcedencia de una demanda. Desconozco la razón por la que, una situación interna del IPICYT me llegó a mí (como también seguramente le llegó a numerosos otros colegas del país). Copio dicho correo a continuación para aquellos interesados en el mismo. Por esa misma razón, al tener posteriormente conocimiento (también de manera fragmentada) de los hechos, decidí compartir esta información con el resto de la comunidad potencialmente interesada en la misma.

Me limito a disculparme si es que este correo es inoportuno e innecesario. Buscaré en todo lugar (invitando al resto de los colegas a hacer lo mismo) la información pertinente de ambas partes para tener, científicamente hablando, una visión apropiada y justa de la situación.

De cualquier manera, no veo inadecuado externar mi apoyo a dos personas a quienes considero honestas en las oportunidades que han tenido de expresar sus puntos de vista sobre la política científica nacional y la falta de estrategias regionales y nacionales apropiadas en ciencia y tecnología, que con sus acciones han demostrado congruencia con su pensamiento y que con sacrificio y esfuerzo personal han buscado el desarrollo de la ciencia mexicana, con altos niveles de competitividad. Puede parecer escandoloso señalar incosistencias o irregularidades, tan esparcidas en la administración pública del país, pero siempre es sólo el primer paso para corregirlas. Nadie debe ser enjuiciado por denunciar lo incorrecto, ni por expresar sus puntos de vista y opiniones personales. Es una libertad fundamental de todo ser humano. En lo personal no estoy enjuiciando ni al IPICYT ni a sus investigadores ni directivos, todos ellos sin duda me merecen el respeto que se hayan ganado por sus acciones y logros. Simplemente me parece lamentable que pueda estar ocurriendo la situación en discusión, por los motivos que sean.

Dr. Miguel Angel Méndez Rojas
Departamento de Ciencias Químico-Biológicas
Universidad de las Américas Puebla
, mmendezrojas@gmail.com

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